Empezamos el día con unas deliciosas tortitas con Maple Syrup y salchichas. Como es otro de mis favoritos, pensé en hacer foto para mostraros en el blog, pero cuando quise acordarme de por qué tenía el móvil al lado del plato, ya era demasiado tarde. A los 10 minutos no podía ni moverme de la silla, pero este sirope es mi debilidad. Y tengo que recuperar todos los años de desconocimiento las veces en que lo tengo delante... Es cierto que ya en España se consigue... pero, llamadme romántica, no es o mismo! ;-)
Ahora sí, ya estábamos listos para iniciar la jornada. No como a las 6 de la mañana, cuando suenan los despertadores para salir al "Park Time" a que los perros hagan sus cosas ("relief themselves", siempre me ha parecido una expresión curiosa... ¿desahogarse? Bonito eufemismo, sin llegar a la sutileza de "número 1" para el pis y "número 2" para... el número 2 ;-)
Training in the rain
Segundo día de prácticas con los perros ya en Rochester. Hoy el tiempo no acompaña. Llueve y está gris y feísimo, así que después de todas las rutas, Carrie y yo terminamos como una sopa.
Pero Rochester sigue con su encanto de siempre. Las típicas casas de las películas, de madera, con los porches delanteros y los jardines preciosos, cuidadísimos y con mil detalles por descubrir.
Son los primeros día y cada paso del recorrido lo damos con todos los sentidos en el perro y el usuario, por lo que no he tenido tiempo de hacer fotos, pero ya iremos dando más paseos.
Pero sí os quería compartir un par de curiosidades. La primera el sistema que han inventado para avisar de los días en que el estacionamiento controlado es gratuito. ¿Qué os parece? Unas funditas azules de tela impermeable con un icono sonriente y un "Disfrute su estancia. Hoy parking gratis", anudadas sobre cada parquímetro. Sé que esto que voy a decir, no nos deja muy bien a los españoles, pero ponen algo así en cualquier ciudad de Madrid y para el final de la jornada no queda un saquito sano...
Y la segunda curiosidad, es que esta vez me he encontrado con una divertida exposición callejera en Rochester. Como la famosa exposición de vacas que ha recorrido el mundo, o los tacones que inundan ahora la calle Serrano en Madrid, las calles de Rochester están llenas de las más variopintas y divertidas ovejas. Aquí os dejo una de las más cercanas a la Escuela (vestida como la Dorothy de El Mago de Oz).
PA (Progresa Adecuadamente)
Y en cuanto a las prácticas, qué puedo contaros... En las rutas de por la tarde he visto con complicidad y emoción cómo Carrie iba soltando su correa de los collares de los perros en algún punto del recorrido. Algunos estudiantes se dieron cuenta al oir soltarse la correa, pero en algunos casos no fueron conscientes del cambio. Me ha encantado cómo Óscar (con su perro Caspian), después de haber avanzado un rato solo, ha girado la cabeza y nos ha preguntado medio alucinado "¿Voy solo?" Carrie se ha reído, alegre, y le ha dicho que sí y que cómo lo sabía. "Porque de repente os habéis quedado muy atrás". Inconscientemente, se le ha puesto cara de satisfacción; si bien, con un cierto toque de nerviosismo. Es increíble, es como cuando aprendes a montar en bici sin los ruedines y tu padre, que te ha prometido que no te soltará, de repente está lejísimos. Cuando te das cuenta de que ya no le oyes y compruebas que su mano no está en el sillín o en el transportín trasero sujetándote mientras avanzas, te pones nerviosísimo y te caes. Bueno, en este caso, Óscar no se ha caído. Y ha hecho unos preciosos giros hasta llegar de vuelta al edificio, y eso que Caspian andaba enredando porque estaba loco por beber agua de los charcos ;-)
Bien, vamos bien. Como dirían en los boletines de notas de is tiempos de cole, mis chicos progresan adecuadamente. Esto ya no hay quien lo pare. Dentro de nada irán solos y seguirán mejorando a pasos agigantados, estoy segura.
Y para terminar el día, visita de Ken, Kristine y Grant. No me lo puedo creer. ¡Esa sí es una buena sorpresa para terminar el viernes!
Ken era instructor en Leader Dogs en mis últimos cursos como intérprete. Era miembro del equipo de Dave y su hijo Grant venía con su madre, Kristine, a visitarle a la Residencia cuando era un mico de 5 años. Hicimos muy buenas migas: jugábamos, tocábamos juntos el piano (más bien lo aporreábamos, debo reconocer), nos hacíamos miles de fotos e incluso intercambiamos peluches cuando nos despedimos. Ahora ya tiene 8 años pero sigue siendo un bombonazo, dicharachero, increíblemente educado y cariñoso.
Algunos antiguos estudiantes que estaban en la Escuela por un seminario también quisieron saludar a Ken. Es lo que tiene cambiar la vida de otras personas para siempre, que te guardarán cariño para siempre. Gracias a este encuentro tuve oportunidad de escuchar otras cuantas historias de esas que son tesoros para compartir. Me los reservo para otro día...
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